La Anguila eléctrica (Electrophorus electricus, también llamada temblón, temblador, pilaké o morena (República Dominicana) es un
pez de la
familia de los
gimnótidos que puede emitir descargas eléctricas de hasta 600
voltios a partir de un grupo de
células especializadas; emplea las descargas eléctricas para cazar presas, para defenderse y para comunicarse con otras anguilas.
Las anguilas eléctricas no son verdaderas
anguilas; las clasificaciones han variado, poniendolas a veces en su propia familia, Electrophoridae. Hoy se las considera generalmente emparentadas con los
Gymnotus, conocidos como "peces cuchillo", "peces ratón" o "morenitas"; al igual que éstos, son voraces
predadores. Son nativas de
América del Sur, donde se encuentran en estado natural en las cuencas del
río Amazonas y el
Orinoco; habitan zonas de aguas calmas, prefiriendo los lechos limosos, arroyos y zonas pantanosas, donde los ejemplares juveniles pueden capturar los pequeños invertebrados que componen su dieta.
La similitud con la anguila está dada sobre todo por su cuerpo fusiforme y largo, de hasta 2 metros y medio y 20 kilogramos de peso, cubierto por una piel de color gris verdoso desprovista casi completamente de
escamas. La cabeza es aplanada y la boca grande, con una hilera de dientes cónicos en cada mandíbula. No presenta
dimorfismo sexual apreciable.
Los órganos eléctricos están ubicados en la zona ventral, y consisten en tres pares diferenciados empleados con fines distintos; están formados por miles de
electrocitos conectados en serie. Un par, llamado
órgano de Sachs, produce descargas de bajo voltaje (alrededor de 10V), empleadas para detectar posibles presas y comunicarse con otros gimnótidos; el pez cuenta con numerosos nódulos receptores distribuidos de manera irregular sobre la piel para percibir las emisiones de este ripo. Los otros dos pares, llamados
órganos de Hunter, producen descargas hasta 50 veces más potentes, con las que la anguila atonta a sus presas o potenciales predadores. Puede mantener la producción de descargas durante períodos de hasta una hora, gracias a mecanismos energéticos aún desconocidos.